Una ola de datos
La ola más alta jamás registrada en el hemisferio sur se produjo el martes 8 de mayo de 2018. Alcanzó los 23,8 m de altura, equivalentes a más de cinco autobuses de dos pisos. (Los autobuses de dos pisos son una vara de medir muy socorrida en estos casos, igual que las piscinas olímpicas para los líquidos).
Fue registrada desde una baliza en mar abierto cerca de la Isla Campbell de Nueva Zelanda, en el Océano Glacial Antártico. Quien quiera estar pendiente de si se produce otra en directo, puede observar los datos en línea en tiempo real.
Según se ha publicado, esta baliza funciona durante 20 minutos cada tres horas. Tom Durrant, oceanógrafo jefe de MetService, apunta la posibilidad de que se produjeran olas de mayores dimensiones, pero que no fueron registradas. A todo esto, la Organización Meteorológica Mundial no mantiene registros oficiales de la altura de cada ola. Lo que sí registra es el promedio de oleajes sucesivos (una medida que se conoce como «altura de ola significativa»).
Como la baliza no dispone de corriente eléctrica, la carga de la batería es limitada y sustituir la batería no es una tarea fácil, hay que renunciar a algunas cosas. La duración de la batería depende principalmente de la frecuencia de las mediciones y de las comunicaciones.
Lo mismo ocurre con los sensores de presión y de caudal de una red de suministro de agua. Normalmente, el dispositivo no puede conectarse a una red eléctrica. Cambiar la batería no es ideal (algunos productos incluso regresan a la base por este motivo). Esto hace necesario limitar la frecuencia de las mediciones y de las comunicaciones. i2O optimiza la vida útil de la batería de varias formas: con modernos componentes electrónicos de bajo consumo; valores de desviación máxima, mínima y estándar, además de la desviación media; alarmas inteligentes; y la función de emitir sin escuchar.
De este modo, optimizamos tanto la cantidad de información útil recibida como la duración de las baterías.