La demografía es el destino
De los seis problemas a los que se enfrentan las compañías de aguas (crecimiento poblacional, excesiva concentración en núcleos urbanos, antigüedad de las infraestructuras hídricas, envejecimiento del personal, mayor exigencia de los consumidores, y dificultad de aumentar los ingresos y de acceder al capital), del que menos se habla es el envejecimiento del personal.
Vale la pena leer el artículo de Peter Brooks en Water Innovation titulado «Demography is Destiny» ('La demografía es el destino'). En él cita a los reguladores advirtiendo de que en los próximos 12-18 meses en los Estados Unidos se jubilará la mitad de los operarios del sector hídrico.
Peter subraya la importancia de los servicios de suministro de agua, a los que considera el tercer pilar de la seguridad pública, por detrás del cuerpo de bomberos y el de policía.
Según él, está en juego la pérdida de talento y de conocimiento institucional. A nuestro entender, la pérdida de conocimiento es la que representa el mayor problema. Concretamente, en el sector hídrico, todo el conocimiento relativo a las redes de distribución suele concentrarse en los operarios de esas redes. Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) pueden contener información fidedigna sobre la ubicación de los activos, pero lo verdaderamente relevante es saber cómo funciona la red, qué se estropeó la última vez y cómo se arregló, y qué clientes probablemente se verán aceptados por una incidencia.
Simplemente como medida para gestionar el riesgo, las compañías de aguas necesitan pensar en cómo reunir toda esa información valiosa para poder consultarla cuando sea preciso. Si no lo hacen, seguirán dependiendo de la disponibilidad de las personas. Esto no es siempre fácil con los empleados, puesto que podrían estar ocupados, de vacaciones, de baja o sin cobertura en el móvil. La jubilación, además, pone fin de manera definitiva a su disponibilidad.
La solución pasa por utilizar un software que aglutine toda la información relevante y permita consultarla de manera centralizada. Antes de que se pierda para siempre. Tal como apunta Peter: «Nada puede impedir la marcha de los trabajadores, la demografía es el destino, y cualquier intento de revertir la tendencia de las jubilaciones es un esfuerzo en vano».
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